De los treinta a los cuarenta años la mujer entra en su mejor momento. ¿O no?
Fue cumplir treinta años y un mundo lleno de nuevos vocablos irrumpió en mi apacible adolescencia tardía. Las palabras matrimonio, embarazo, hipoteca y cargo de alta dirección pasaron a formar parte habitual del vocabulario de todas las personas que me rodeaban.
Podríamos resumirlo del siguiente modo: una vez cumplidos los treinta años lo lógico es que ya hayan reconocido tus cualidades en el trabajo y te ofrezcan un puesto de responsabilidad que te permita independizarte de tus padres y, por fin, tener una hipoteca a cuarenta años que deje implícito que eres una persona estable y madura para formar una familia.
Es un tema escabroso.
Cuando tú aún estás asimilando que ya no tienes veinte años y que ya no puedes salir de copas hasta las siete de la mañana porque tu cuerpo no aguanta más el trasnochar y el exceso de alcohol en tus venas; el resto ya sabe que tú estás, eres mayor. (Nota de la autora: yo sigo pensando en que soy demasiado joven para todo).
Cada una tiene sus presiones, solamente depende de en qué estado estén tus haberes.
¿Qué ocurre si llegada la treintena todavía no tienes un puesto de alta dirección?
Si no lo tienes todavía, no se te ocurra anunciar que te vas a casar o que quieres tener un hijo. Hundirías tu carrera profesional.
Si mi jefe fuese el director financiero (que no lo es porque por el momento y no por mucho tiempo soy yo) se hubiera dado cuenta de cómo sube el tramo del seguro médico de los 25-40 años si eres mujer. Los del seguro ya saben que te vas a pasar más tiempo de baja por maternidad que trabajando.
Consejo MUST: decir que estás abierta a todas las oportunidades que te vaya ofreciendo la vida, pero que en estos momentos estás centrada en tu profesión y en llegar a lo más alto (dónde se suponga que está eso).
Yo, como hago caso omiso a mis consejos, hace un mes, a la pregunta directa de mi jefe de si estaba interesada en tener hijos o no, se me ocurrió no mentir y decir que sí. ¿Qué ocurrió? Pues lo que yo llamaría “removing”: una semana más tarde tenía en mi departamento, supuestamente a mi cargo, a un señor veinte años mayor que yo y con veinte años más de experiencia. Todavía me duele la mandíbula del derechazo.
En último caso propongo abrir un puesto en cualquier mercadillo de España. Un programa sobre la crisis en el que varias familias explicaban cómo habían empeorado sus condiciones de vida durante el último año me abrió los ojos a una nueva carrera empresarial. En el caso de una familia gitana el patriarca explicaba a España, mientras se bajaba de su mercedes último modelo y nos enseñaba su casa llena de pantallas de plasma a modo de cuadros, lo mal que lo estaba pasando. Su puesto en el mercadillo que daba 1500€ a la semana(¡6.000€ al mes!¡) había bajado unos cientos de euros su rentabilidad semanal. No me dió la sensación de que este señor pagase impuestos. Pobrecito.
Consejo MUST a la desesperada: Ser empresario. Ser tu propio jefe. Tener un puesto en un mercadillo y evadir impuestos.
En cuanto cumples treinta años te obsesionas con la independencia y por ser propietaria de un pisito en el que sentirte la amita de tu casa. Sumando (letras) y restando (calidad de vida) decidí no meterme en la espiral de compra que te compra y alquilar un piso.
Sin piedad ninguna, sigo ese programa tan educativo que mencionábamos antes. Otra serie de pobres familias endeudadas hasta las cejas. Lloros y lamentos por no llegar a fin de mes para pagar la letra, bien rellena de otros camuflados créditos al consumo (en ninguna de las casas faltaba la pantalla de plasma. A ver si resulta que había una oferta en Carrefour de 2*3 y yo no me he enterado). La culpa de que estas familias tengan el 75% de su renta familiar invertida en un piso y en pantallas de plasma es de los bancos y del gobierno. Las matemáticas no fueron su fuerte.
Consejo MUST: Si eres de los listos que compraste una casa a precio de oro y ahora no sabes cómo pagarla, finánciala con sucesivas apariciones en la TV echando la culpa de tus males a Botín (que también tiene mucha culpa) y a Aznar (porque Zapatero nunca tiene la culpa de nada). Si eres de los tontos que en su momento no compraron una vivienda a millón el metro cuadrado, frótate las manos y espera la caída de las poderosas inmobiliarias, aunque toda la economía española se hunda con ellas.
Más, más: ¿Qué todavía no tienes novio?
Tenemos que conseguir un novio cueste lo que cueste, aunque el suodicho no te guste. Pues no me da la gana.
Para enfrentarse a la caza de esos inocentes que son los hombres has de tener presente que ellos ya saben que tu famoso reloj biológico ha empezado a contar. Lo saben antes que tú. Debe ser una información genética que viaja en las feromonas que emitimos.
Aquí mi consejo es claro: hay que mentir sobre tu edad en las primeras citas. La edad sólo puede ser revelada cuando se tenga claro que el hombre está completamente colgado por ti. Mientras tanto seguiremos ancladas en los veintisiete años. Si nos sentimos culpables, arrepentimiento y confesión.
Este consejo es un MUST (y altamente recomendado si sales con un topillo híbrido).
Cuando por fin te has liado la manta a la cabeza y te has casado, el embarazo es el siguiente paso. Os informo que también podéis quedaros embarazadas estando solteras, por si alguna tenía dudas. Pero casada...ayyy la mamá de una.
Mi madre se llevó una decepción terrible cuando descubrió que no estaba embarazada a la vuelta de nuestro viaje de novios a pesar de haber visto un montón de signos inequívocos de mi supuesto estado de gravidez. Finalmente resultó que había engordado ni se sabe los kilos y encima había dejado a mi pobre progenitora disgustadísima.
No quiero dejar pasar la ocasión para mencionar que todos los meses, nada más abrir la puerta de casa, mi madre me somete a un escrutinio con el fin de ser la primera en anunciar los posibles cambios hormonales propios del estado de buena esperanza.
El anuncio del embarazo de mi cuñada supuso un periodo de tregua que está llegando a su fin. ¡Bienvenido, Álvaro!.
CONSEJO MUST: Anuncia a bombo y platillo que quieres disfrutar de los primeros meses de matrimonio sin añadir nuevos miembros a la plantilla familiar.
La vida en cada ciclo implica muchísimos cambios (sobre todo en los demás).
Cambiemos sólo para mejor y únicamente porque nos apetezca.
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