miércoles, 8 de abril de 2009

De profesión....

Hace un par de semanas quedé a comer con una de mis “tres” amigas en Liubliana: Lisa.

Lisa, “molto carina”, como dice ella siempre de mí.

Lisa es un terremoto, una mujer llena de vitalidad, positiva y alegre, pero al mismo tiempo frágil y cariñosa. Es escritora.

Desgraciadamente no he podido leer ninguno de sus libros. Lo he intentado, pero no hablo italiano. “Allora”, sí entiendo la portada de su primer libro, “Confesiones de una aspirante a madre”, y sí entiendo lo que ella me cuenta. Su libro habla de mujeres, de ella misma, de carcajadas de dolor, de injusticias divinas, y de humanidad.

Su frase que hecho mía: “Mi única perversión es la monogamia”. Me fascina.

Pero volvamos a lo nuestro, a la comida.

Lisa conoce al menos a la mitad de los habitantes de Liubliana, y todos sus conocidos se concentran a comer en el mismo restaurante, Plato. Plato tiene dos plantas: una gran heladería en el piso de abajo y un moderno restaurante en el piso de arriba.

Siempre que llegamos, Lisa reparte besos y sonrisas al menos a una docena de personas. Todas ellas me miran inquisitivamente. De esa docena de personas, tres o cuatro se sientan en nuestra mesa. Yo hago gala de toda la simpatía de la que soy capaz, y les pregunto a qué se dedican. Las respuestas no se hacen esperar.

Sofía, italiana, rubia, habla con mucha seguridad en un perfecto inglés. Me cuenta que ella toca el arpa (¡el arpa!) en la orquesta de Liubliana y hace colaboraciones esporádicas con conocidos músicos como Jordi Savall, al que tuve la oportunidad de conocer en persona en uno de los conciertos promocionados por la Embajada española. También es licenciada en Literatura, pero no se dedica a ello profesionalmente. ¡Ole curriculum!

Almina, eslovena, morena, discreta, nos cuenta que está muy contenta porque esa misma semana se iba a Tokio (sí, sí, Japón) a presentar su última colección de ropa. Porque, tal como puntualiza Lisa, Almina es “fashion designer”. Tiene una tienda en el centro de Liubliana, y tengo que decir, que la ropa es de lo mejor que se ve por aquí. Buenas calidades y modernos diseños.

La tercera (no me acuerdo del nombre, qué desastre soy) es actriz. Es eslovena, morena, altísima y delgadísima. Se da un estilo a Kristin Scott Thomas. Ahora-nos cuenta-está trabajando en una obra de teatro a la que nos invita a ir. Yo no puedo porque no hablo esloveno, pero entonces me sugiere que vayamos todas juntas al musical de su marido (actor y cantante, entiendo).

Me gustan. Todas con carácter. Todas distintas. Todas nuevas.

Todas con profesiones que implican una vocación clara. Una pasión visceral. Un toque bohemio. Un estilo propio.

El momento en el que ellas, muy educadamente, me preguntaban por mi profesión, tenía que llegar.

Me quedo pensando. ¿Les digo que soy la responsable financiera de una compañía de telecomunicaciones? Qué poco glamuroso. Qué poco bohemio. Qué sosería. Qué rollazo. No puedo mentir, va contra mis principios. Y lo cuento. Gracias a Dios, creo que no se enteraron muy bien de a qué me dedicaba en concreto.

Vuelvo a casa en bici, y mientras pedaleo pienso….¿y si a partir de ahora soy….¡ “blogger”!?

Mucho más “in”.

Sí.

Eso seré yo a partir de ahora.

Aquí.

En Liubliana.

Blogger...

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