Tras el cargo de conciencia que supuso para nosotros que nuestra presencia en la regata diplomática oficial se limitase únicamente a tomarnos el copioso desayuno, coger la bolsa de regalos y desaparecer a Trieste; hemos decidido que el año que viene participaremos sin velero y sí con barca de remos; y que dejaremos bien alto el pabellón español.
Convertida en su entrenadora personal, este fin de semana he disfrutado dando órdenes al segundo de la Embajada Española. Tres vueltas al lago Bled portando una pesada carga (o sea, yo), fueron suficientes para comenzar lo que va a llamarse "La Gran Odisea de Luises".
Doy fe del entusiamo y brío con que se tomó la tarea; y para recompensarle, le dejé que me obligara a caminar 1600 metros ida, 1600m vuelta, en la Garganta de Vintgar...
lunes, 13 de octubre de 2008
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